domingo, 15 de noviembre de 2015

Sí, pero en vacaciones

Disclaimer: como siempre, este escrito está plasmado a título personal y no compromete los pensamientos de "Humo Blanco 11", por ello, toda queja, reclamo, insulto, diatriba o regaño debe ser dirigida a mí y no al grupo de personas que hacen tanto por la hinchada del Once Caldas.

Que el Once Caldas está jugando un gran fútbol: no se puede negar. Que el trabajo que ha realizado el profesor Javier Torrente y su cuerpo técnico, ha empezado a rendir sus frutos: no se puede refutar. Que la hinchada del equipo debe estar feliz por todo lo bueno que ha venido ocurriendo últimamente: no se puede ocultar. Pero, que hay problemas de indisciplina en el equipo: no se puede obviar.

Me duele escribir esto, porque, ver cómo un futbolista con tantas calidades técnicas desperdicia su presente (y, obvio, su futuro) hace que me cuestione sobre un montón de cosas sobre la sociedad en la que vivimos, donde, un momento de placer puede dar al traste con una carrera promisoria.

Hoy, escribo para referirme al caso de Johan Arango, y lo escribo con nombre propio porque lo respeto y creo, que si voy a hablar de algo de público conocimiento, lo irrespetaría si empiezo a usar seudónimos o eufemismos para referirme a alguien que todos sabemos quién es.

La relación de Arango con la hinchada del Once Caldas ha sido de amor y de odio: hace unos goles salidos de otro partido, pero, luego manda a callar a toda la hinchada. Envía un vídeo diciendo que va a seguir luchando por el Once Caldas, pero, después nos damos cuenta que estaba por ahí de fiesta en fiesta y de baile en baile... y bueno; así ha sido la historia de Johan en el equipo.

En días pasados, empezó a rondar el rumor de que el problema de salud que el Once Caldas había notificado a la opinión pública sobre por qué Johan no jugaba un partido, no era verdad, sino que este se encontraba por ahí... en malas condiciones debido a la ingesta de bebidas alcohólicas; en honor a la verdad: esto nunca se confirmó (tampoco se negó), pero, sí queda en el imaginario colectivo la imagen de Johan Arango desperdiciando su futuro por estar enfiestado. 

Soy un defensor de las libertades del ser humano: cada quien verá que hace con su tiempo libre, pero, si sus actuaciones van a repercutir de mala manera en un grupo, ahí, hay un problema grande: Johan Arango no puede pensar que por ser el factor desequilibrante del equipo, puede hacer lo que le dé la regalada gana; él, no puede creer que es más grande que una Institución que lo ha acogido y que lo ha respaldado en otros momentos de indisciplina, debe entender, sobre todo, que en el Fútbol ningún jugador es indispensable: siempre habrá un puñado de futbolistas con ganas de demostrar su valía mientras otros se duermen en las mieles de las victorias, y el anís del aguardiente.

Hoy, le quiero decir a Johan Arango que tiene todas las cualidades para seguir brillando en el Once Caldas y para liderar al equipo en búsqueda de grandes objetivos, que si le da entrada a su vida a la disciplina dentro y fuera de la cancha, seguramente, tendrá un mejor futuro; pero, que si sigue desperdiciando su talento en noches de jolgorio e irresponsabilidad, su vida como futbolista no pasará de hacer golazos por ahí: pero nada más.

No soy más que un hincha del Once Caldas que quiere que al equipo y a sus jugadores les vaya bien, no pretendo, en ningún momento parecer un moralista o, pretender, que los futbolistas deban ser unos santos: que beban, pero, en vacaciones... no mientras el equipo esté en medio de un torneo.

Ahí los dejo con la inquietud, sobre todo a Johan Arango, que si nos lee (obvio no lo hace) se dé cuenta del daño que se hace por un momento de efervescencia y calor.

Un saludo a todos, 

@ManuelJo_





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