Como diría Eminem: "Guess who's back?" y pues, hemos vuelto con algo que todos ustedes pedían a gritos (?): a nuestro búnker llegaban comunicaciones pidiendo, por favor, que volviéramos con nuestros concienzudos análisis y, como nosotros nos debemos es a ustedes que se toman el atrevimiento de leernos, entonces, hemos decidido retomar este espléndido blog.
Hoy, debemos hacer el análisis de un partido que significaba el estreno de la "era Torrente" en el Palogrande, por eso, el cotejo generaba ilusión y más si el rival era el Junior de Barranquilla, equipo del cual todos tenemos tan bonitos recuerdos por lo que les hemos ganado.
El partido, como es normal, empezó con confusión de los dos equipos, pero, de a poco las cosas iban clarificándose a pesar de que desde los 40 segundos el equipo tenía ya a uno de sus jugadores (Hárrison Henao) amonestado y con ese solo hecho tuvo Javier Luis, el DT, para convertirse en un torrente de emociones desbordadas.
Culma, Arango y Salazar le daban ideas en ataque al equipo mientras la defensa, que apenas está en proceso de conocerse, cometía errores infantiles pero que San José Fernando Cuadrado sabía resolver con absoluta solvencia. El equipo no se veía mal y pues, al menos, en ocasiones se les veía intención de jugar un fútbol "bonito" y eso se vio recompensado con un GOLAZO del siempre criticado Johan Arango: un derechazo perfecto que no tuvo cómo controlar el arquero del Junior que, a pesar de tener unas horrendas alas pintadas en su buzo, no pudo alcanzar semejante balonazo.
Todo iba bien hasta que el juez decidió expulsar a Javier Torrente del banco de suplentes, al parecer, el DT del equipo estaba actuando de mala manera y eso no lo quiso seguir soportando el cuerpo arbitral del encuentro... y Torrente, reaccionó de una forma aireada y que dejó muy mal parada ante la opinión pública su actitud: pateó botellas, insultó y empujó a un juez. No queda sino esperar la dura sanción que la DIMAYOR le impondrá al técnico que hoy hacía su primera aparición ante el público manizaleño. 
El segundo tiempo empezó "movidito", pero, ocurrió algo terrible, el uruguayo Menosse, también, reaccionó mal a una provocación de un jugador del Junior, con tan mala suerte que lo vio uno de los asistentes, quien no dudó avisarle al árbitro central y este, ni corto ni perezoso, expulsó a Menosse y cobró penal para el equipo tiburón... y pues, lastimosamente no lo cobró Jarlan Barrera y por eso el cobro fue efectivo: nos empataron.
De ahí en adelante el equipo con 10 intentó por todos los medios, el sacrificado fue Penco, quien, como siempre luchó hasta donde pudo y entró Ordóñez, el cual, le dio orden al Once Caldas y ayudó a sacarlo desde atrás. 
De admirar que el equipo, con 10, y con un árbitro tarjetero a más no poder, supo seguir buscando el encuentro y no desistió en su afán de ganar ante su público.
Un empate que nos tiene que dejar satisfechos por lo que demostró el equipo, porque, si se sigue jugando así es mucho más probable que los resultados positivos nos empiecen a acompañar.
A todos los jugadores del Once Caldas y su cuerpo técnico: decirles que los seguimos apoyando a todos y que, de ser necesario, tengan por ahí siempre un poquito de valeriana.
